1/20/2008

SOMBRA

Aquí una pequeña muestra de la poesía de Carlos Fernández mas conocido como el TOYO, amigo del club de la serpiente, con quien charlabamos a menudo de poesia en el patio de letras de la UNMSM en la ciudad universitaria. Compartimos estos poemas en homenaje a esa amistad.

1

princesa dragón
sobre el monte

como el cielo
ondea la sombra

alegra el fuego
eterno del camino


3

bendigo
una estrella

ser sublime
de los cuerpos

ese ardiente
dia de fuego

claro estanque
color violeta


6

soy mi imagen
y mi bosque

esta sombra
de paisaje de sangre

un hilo de araña
que teje vidrio


13

calma celeste

eriza la vida
estrella la noche

principia el ruído
nuestra puerta

sombra de agua
desata el cielo


18

Débora
juegas inmóvil

truenos ordenan
la sangre

nieve, daga
sombra de marfil

colina de escoltas
de acero en las monedas

voz sobre la hiedra
ya hecha

busto, manos,
tarimas, clavos

miel
mente obstinada

(Poemas tomados de la plaquette SOMBRA)

1/12/2008

MEMORIA ETERNA A NUESTRO HERMAMO JUAN RAMÍREZ RUIZ

Comunicado de hora zero sobre la muerte de Juan Ramírez Ruiz

El Movimiento Hora Zero informa que, de acuerdo a sus investigaciones, se ha confirmado el fallecimiento de Juan Ramírez Ruiz, cofundador del más importante movimiento literario que ha surgido en el siglo XX de nuestro país y autor, asimismo, del Poema Integral, la poética que renovó radicalmente la poesía peruana a partir de 1970.

Según manifestación de la Policía Nacional, Juan Ramírez Ruiz fue víctima de un accidente causado por un ómnibus de una empresa que cubría la ruta de Trujillo a Chimbote, en el mes de julio del año pasado. Sabemos también, por la versión de José Ramírez y de Nivardo Córdova, hermano y amigo del poeta, respectivamente, que la empresa cubrió los gastos de su entierro, sepultándolo en Los Jardines de la Paz de esa ciudad donde sus restos se encontraban hasta hace tres días bajo las ominosas siglas de NN que en el Perú son el símbolo de una ciudadanía secularmente marginada, ofendida e ignorada.

Así pues, el autor de libros fundamentales en la poesía peruana contemporánea, como “Un par de vueltas por la realidad” y “Las armas molidas”, libro en el cual uno de sus personajes es el golondrino, el campesino andino itinerante que migra para sobrevivir, coherente con su vida y obra eligió instalarse en la memoria de millones de conciudadanos que, como él siempre aspiró, siguen escribiendo una obstinada biografía construida de luchas y creatividad permanentes.

Los integrantes del Movimiento Hora Zero sentimos dolorosamente la muerte de nuestro hermano Juan, pero al mismo tiempo queremos manifestar que su desaparición física es la ratificación de su permanencia en el tiempo.

Lima, 11 de diciembre de 2008

(fuente: pospost. Imagen: Juan Ramírez Ruiz, Jorge Pimentel, Enrique Verásteguí en Chiclayo, tomado de sol-negro.blogspot.com)

JUAN RAMIREZ RUIZ

En homenaje por el reciente fallecimiento del poeta JUAN RAMIREZ RUIZ compartimos este poema

ENCUENTRO CON EL TERROR

A ti te conozco terror, te conozco:
tú preguntabas por mí, hurgando en mis ojos
con una luna chueca; y yo a ti te encontré
mirando suelo y cielo, solo,
buscando mi error con las dos manos.

Tú querías matarme con astros bizcos,
tú columpiabas mi mente expelida por un golpe:
a ti te conozco terror, te conozco.

Pero si oscuro va el bosque,
lo que ocultas (¡aquí está!) va más oscuro todavía:
¡remolino de hechos que vomita
un incendio antropomórfico, mi cuerpo
como látigo se agitaba contra mí
con el peso del ojo en la mirada!

Te conozco, a ti te conozco terror;
tú ya no puedes mi mente columpiar.



poema tomado del libro:
Las armas molidas. Lima: Arteidea editores, abril 1996, 234 pp.
(Tomado de :http://www.zonadenoticias.blogspot.com/)


1/03/2008

Carta de James Joyce dirigida a quien sería su esposa, Nora Barnacle

29 de agosto de 1904

60 Shelbourne Road

Querida Nora, acabo de terminar mi almuerzo; no tenía apetito. Cuando estaba por la mitad me di cuenta de que estaba comiendo con los dedos. Me sentí mal como la otra noche. Estoy muy angustiado. Perdona esta pluma horrible y este papel tan feo.
Anoche debo haberte apenado por lo que dije, pero seguramente será bueno que conozcas cómo pienso sobre gran parte de las cosas. Mi razón rechaza la totalidad del actual orden social, así como el cristianismo-hogar, las virtudes reconocidas, clases en la vida y doctrinas religiosas. ¿Cómo podría atraerme la idea del hogar? Mi hogar fue simplemente uno de clase media arruinado por los hábitos derrochadores que he heredado. A mi madre la mataron lentamente, pienso, los malos tratos que le daba mi padre, los años de sufrimiento y la cínica franqueza de mi proceder. Cuando miré su cara, en el ataúd, una cara gris y consumida por el cáncer, comprendí que estaba viendo la cara de una víctima, y maldije el sistema que la había hecho su víctima. En la familia éramos diecisiete. Mis hermanos y hermanas no son nada para mí. Sólo un hermano es capaz de comprenderme.

Hace seis años dejé, con un odio ferviente, la Iglesia Católica. Me fue imposible permanecer en ella contrariando los impulsos de mi naturaleza. Cuando era estudiante hice contra ella una guerra secreta y decliné aceptar las posiciones que se me ofrecían. Al hacerlo me convertí en un mendigo, pero conservé mi orgullo. Ahora mantengo a través de una guerra abierta lo que escribo, digo y hago. No puedo ingresar en el orden social si no es como vagabundo. Empecé a estudiar medicina tres veces, una vez leyes, una vez música. Hace una semana me estaba preparando para salir como actor ambulante. No pude poner mucho ánimo en el plan, porque tú tironeabas en sentido contrario. Las dificultades actuales de mi vida son increíbles, pero las desprecio.

Anoche, cuando te fuiste, deambulé hacia Grafton St., donde permanecí fumando largo tiempo apoyado en un farol. La calle estaba llena de una animación en la que vertí un torrente de mi juventud. Mientras permanecía allí recordé unas frases que escribí hace algunos años cuando vivía en París, las frases son, "Pasan de a dos y de a tres entre la animación del bulevar, paseando como gente desocupada en un lugar iluminado para ellas. Están en la pastelería charlando, comiendo dulces o sentadas silenciosamente en una mesa de una terraza; o descendiendo de carruajes con un revuelo de vestidos, suave como la voz del adúltero. Pasan con una brisa de perfumes. Bajo los perfumes sus cuerpos tienen un cálido olor húmedo".

Mientras me estaba repitiendo esto me di cuenta de que la vida aún me esperaba, si es que decidía entrar en ella. Quizás. no podría embriagarme como lo había hecho alguna vez, pero aún estaba allí y, ahora que soy más juicioso y me controlo más, era inofensiva. No haría preguntas, no esperaría nada de mí, excepto unos momentos de mi vida, dejando libre el resto y me prometería el placer a cambio. Pensé en todo esto y lo rechacé sin remordimiento. Era inútil para mí; no podría darme lo que yo esperaba.

Creo que has malinterpretado algunos pasajes de una carta que te escribí, y he observado cierta reserva en tu actitud, como si el recuerdo de aquella noche te turbara. Sin embargo, yo lo considero como una especie de sacramento, y su recuerdo me llena de una asombrosa alegría. Quizás no comprendas enseguida por qué motivo te respeto tanto por ello, pues no conoces aún mucho sobre mi manera de pensar. Pero al mismo tiempo fue un sacramento que me dejó un gusto final de pena y abatimiento, pena porque vi en ti una extraordinaria y melancólica ternura que había tomado este sacramento como un compromiso; y abatimiento porque comprendí que, a tus ojos, yo era inferior a una convención de nuestra sociedad actual.

Anoche te hablé sarcásticamente, pero hablaba del mundo, no de ti. Soy enemigo de la bajeza y esclavitud de la gente, no de ti. ¿No puedes advertir la sencillez que hay detrás de todos mis disfraces? Todos llevamos una máscara. Cierta gente que sabe que estamos muy unidos suele increparme. Los escucho con calma, desdeñando responderles, pero su última palabra agobia mi corazón como a un pájaro la tormenta.

No es agradable para mí tener que ir ahora a la cama recordando la última mirada de tus ojos, una mirada de cansada indiferencia, y la tortura de tu voz la otra noche. Creo que ningún ser humano ha estado nunca tan cerca de mi alma como tú lo estás, y, sin embargo, aún puedes interpretar mis palabras con lastimosa descortesía ("Sé de lo que está hablando ahora", dices) Cuando era más joven tuve un amigo a quien me di por completo, en cierto sentido más de lo que me entrego a ti, y en otro sentido menos. Era irlandés, es decir, me traicionó.

No he dicho ni una palabra de lo que quería decir, pero escribir con esta maldita pluma es un trabajo duro. No sé qué pensarás de esta carta. Por favor, escríbeme Nora querida, ¿lo harás?, te respeto mucho, créeme, pero quiero algo más que tus caricias. Me has dejado de nuevo con una duda angustiosa.

J.A.J.