11/24/2008



El club de la serpiente (Muestra poética)


por Erick Rony Vásquez Guevara


En el año 2000 se funda El club de la serpiente integrado por David Jiménez, Frank Turlis, Gino Roldán, Henry Miranda, Manuel Vargas, Raúl Solís, Rubén Landeo y Wilver Moreno, todos ellos, estudiantes de Literatura, Filosofía y Bibliotecología de la UNMSM. Como grupo de poesía ha organizado diversos eventos relacionados con la literatura. Inicialmente tuvieron como medio de difusión la plaqueta Horrísona en donde publicaron sus primeros textos.



Este año, El Club de la serpiente ha publicado su primer libro colectivo, que lleva por título el nombre del grupo, bajo el sello de Hipocampo Editores. El texto está compuesto por cuarenta y siete poemas, de los cuales seis pertenecen a cada uno de los integrantes. A lo largo de la lectura de los poemas es posible encontrar un hablante básico homogéneo (lo cual nos permitiría una lectura y un análisis más accesible al texto como totalidad); pero que no anula las diversas y diferentes voces poéticas en cada uno de ellos: quizá sea por esto que aún no posean un manifiesto poético. Sin embargo, en estas jóvenes voces -como señala Roger Santiváñez en la contraportada del libro- se nota ya la maduración poética que tantos poetas noveles pretenden conseguir.



De esta manera, los poemas más resaltantes del libro son: “Venus tentada” y de David Jiménez, “El retorno de Inkarrí” de Gino Roldán y (Soneto) de Wilver Moreno. En “Venus…” (p. 13) el yo poético se encuentra en la búsqueda de su esencia femenina. Esta búsqueda la inicia observando en silencio su cuerpo desnudo hasta el momento en que sintoniza “la vieja melodía de una canción” que la estremece y le permite reconocer, en primera instancia, su esencia incipiente, animal y primitiva. Luego, emprende un viaje: “va en busca del tiempo” y observa “su imagen niña” que con el transcurrir de los años la vida “lo desolla y lo llena de gritos y muertas caricias”. De esta manera, ante esta contemplación, el yo poético se debilita: “Palidecen los hombros de la doncella”. Y, como último recurso para conocer su esencia se presenta el personaje bíblico de Eva: “Bruscamente recuerda a Eva, primera mujer, Venus tentada, la condenada a ser solo una costilla”. Aquí se muestra el encuentro del yo poético con la primera mujer, aquélla cuya esencia ya ha sido destinada por ‘alguien’: “la elegida para ser ultrajada por la serpiente”. Cabe mencionar que este último párrafo configura, a lado del título, el mensaje que el yo poético transmite: la esencia femenina es impuestamente pecadora por abrazar la tentación.





En “El retorno de Inkarrí” (p. 28) el yo poético, el Sr. Inkarrí, decide “Después de cinco siglos/ de reposo”, retornar al gobierno de sus territorios. Dicha enunciación de “Sr.” actualiza a nuestro protagonista perteneciente a la mitología andina. También el Sr. Inkarrí está dispuesto a “poner fin/ a tanta lata y alboroto/ que, según se comenta, se ha armado/ en su hacienda”. Sin embargo, gran sorpresa será la que observe cuando lea el mensaje de sus criados: “Nos fuimos pa’ Lima hasta/ próxima remodelación.” Finalmente el hablante lírico enuncia: “Lástima que ya no encuentre nada en su sitio”; vale decir, con el devenir del proceso histórico (Después de cinco siglos/ de reposo) aquel pasado “mítico” se ha transformado inevitablemente.




Finalmente en el poema de Wilver Moreno, el autor se ha sumergido en la difícil tarea del soneto, trabajo que logra culminar con éxito. Este soneto “Ojo austero, que reprimes diente” (p. 65) se nos presenta como una alabanza al Ojo como ente metafísico que todo lo puede ver: “Trepanas nervios y taladras almas”. Este Ojo, además, se muestra como revelador de un futuro; sin embargo, el yo poético anhela escapar de ese porvenir pues solo quiere vivir el presente sin preocupaciones: “Ojo emético, deseo descreerte,/ omitir palabras a la arcada,/ y ser cotidiano, feliz o nada.”



En términos generales podemos concluir que El club de la serpiente nos entrega, en esta muestra poética, las nuevas voces de ocho poetas que ya dejan su primitiva huella dentro nuestra tradición poética.