11/26/2007

Héctor Hernández Montecinos

Adelanto del libro inédito "A 1000" próximo a publicarse por Lustraeditores:


ANTES Y DESPUÉS DE LA CATÁSTROFE, CUCARACHAS Y POESÍA
................................................................A Walter y Elvira

...........................Esto de la poesía
me tiene mordiéndome la lengua
ante la muerte
para que no se vaya con ella.

...........................Conozco cada uno de sus nervios
y los músculos que la sostienen sobre el mar
donde nadan las palabras
que son cada día más reales
pero no tienen sombra,
palabras que no beben agua
porque abren sus agallas para que les entre el cielo.

...........................Tanto a los poetas y a los muertos
la tierra les resulta transparente como este océano,
que tiene una infinita espiritualidad;
si existiera el alma
para nosotros el cuerpo entero sería su piel.

...........................Las nubes posan su pie descomunal
en esta playa
y aquí es donde se enterrarán estos recuerdos muertos
que de la mano voy trayendo
pensando en el día en que todo se acabe
y mis bolsillos terminen en la atmósfera.

...........................Al escribir voy envejeciendo mi infancia
y lo veo en cada uno de los libros
en que uno como gato sólo dibujará ratones
para que las cucarachas se rían y digan ‘no moriré’,
sí, es triste el hecho de que toda esta historia
terminará en esta hoja de papel
y no sería tan terrible este dolorcito en el pecho
si es que mi corazón no fuera del tamaño de mí.

...........................Nunca salir del infierno
esta es mi última esperanza,
en la geografía hoy es domingo
y todo ha sido transparente.

...........................Donde sea que me pille la noche
me iré a volar con ella,
enterraré mis manos en su espalda
para ver con mis propios ojos,
atascados en sus cuencas,
que mis huesos tienen miles de años.

...........................Qué más quisiera yo que Dios se riera
y se olvidara de que todo esto se acabará,
observo los meridianos y paralelos de la palma de mi mano
para pensar que entre nosotros
viven manadas de kilómetros
y entre ellos los suspiros extraviados,
no correspondidos,
que una noche de estas volverán como un grito ciego
para recordarme que mi cuerpo a cada momento
añora su pasado de cadáver.

...........................Espero que baje la marea
y pienso en la aurora boreal que fue aquella vez juntos,
digo aurora boreal para no decir
que fue demasiado bello para que durara más de una noche;
en cada lágrima van resumidos decenas de poemas
y la sal del mar las atrae,
quizá por eso esté aquí, ahora
¿manyas?

...........................En la noche el sol baja al mundo
y se esconde entre los hombres
que tendidos bajo las estrellas
se lo imaginan durmiendo detrás de las montañas
o en el fondo del mar,
pero lo que no saben
es que el sol es también un cuerpo celeste solitario
porque no tiene un rostro con quien hablar,
las estrellas cotorrean toda la noche
y la luna les canta viejas melodías para que se duerman,
yo al menos puedo escribir este poema
y esconderme en esta página en blanco
que sería como un sol cuadrado
si tuviera unas gafas negras
del tamaño del universo.

...........................Nunca había imaginado un fuego tan invisible
para que se acabase todo esto,
incluso la infancia que me da vueltas en la cabeza,
no está perdida sino desencontrada,
por eso mis hijos serán mis antepasados
y mi semen el charco de tinta de mis días violentos.

...........................Creo que estos son los últimos versos de esta noche
y este abrazo a la distancia será el más fuerte de todos
recordando la vez que nos caímos del cielo;
ojalá mi corazón tuviera párpados
para que más rato pudiera también soñar.

..........................Sólo porque no te veo
es que puedo escribir estas líneas
y siento profundamente que
en todos los puertos del mundo
habrá un silencio por ti esta noche,
mañana sólo quedarán cucarachas y este poema.

...........................................Huanchaco, 12 de agosto de 2007


AHORA, MI VIDA Y MEDIA

...........................No sé qué hacer en este preciso momento
si volver a escribir un poema más
o esperar que amanezca y despertar junto a ti
a este lado de la cama
que es el otro lado del desierto.

..........................A la intemperie
unas delgadas miradas pasan
entre los sueños y el cansancio
mientras que los insectos diurnos,
que viven con nosotros,
a esta hora leen sus propias biografías
rozando con sus delicadas antenas
lo que ellos ven como manchas
de camuflaje o advertencia.

..........................Oigo esas huellas sobre el papel
como las del resto de animales
que atraviesan este páramo
contemplando la hermosa bóveda
que eres tú.

...........................Ahora que he vuelto a escribir
creo que debería
sacar mi brazo de debajo de tu cabeza,
estirar la mano lentamente
y tomar el lápiz
que está en el velador
junto a tus papeles,
poner un título sereno
nada rimbombante
para que no te despierte
y comenzar a hacer memoria
desde esa primera vez

..........................Los primeros rayos de sol
entran lentos por la ventana,
reflejados parecen letras en la pared;
murmuras algo soñando
como si con los ojos cerrados
hubieses leído esa palabra
que cuando despiertes ya no existirá,
y quizá ese sea el poema que te escriba
con la tinta de un nuevo amanecer
y la esperanza de que las cosas mejoren
entre nosotros dos.

..........................Pensaré en esto todo el día
y seguro antes de acostarme
no me resistiré a no escribirlo,
ni será parecido a lo que sucedió,
la ficción me resulta tan íntima
como esas canciones que nos gustan.

..........................Ya es hora de levantarse
y dejar de pensar en literatura,
tú te vas y llegarás a la noche,
quizá salgamos a tomarnos algo
y luego acostarnos y volver a soñar
con insectos pestilentes o cervezas;
los vehículos se oyen afuera
al igual que las nubes y los perros callejeros;
otro día comienza y un poema termina.

..........................Hoy compraré el diario,
sale una entrevista que me hicieron:
hablo de los poetas que me caen mal,
de un par de libros y unas lecturas
porque sobre poesía sólo escriben
los que suplen con ella el amor.


UNA DEUDA PENDIENTE

..........................Calentando el infierno de los poetas
que es vivir y escribir con miedo
como un río que no termina su caudal
hemos hecho bulla al arrancar los poemas de los libros y lanzarlos en picada contra esos que creen
que la poesía es tener números en las páginas,
un índice y una linda portada.

..........................Los mafiosos tampoco entienden
que mientras más millones tengan en sus manos
no contarán más amistad,
lo que no saben es que después de cada sexto cero
el ojo supura pus y la boca se llena de bilis,
además creen que los poetas a su alrededor son sólo libros que comen, beben y cagan.

..........................La grandeza de un poeta
es del tamaño de su mano
que extiende kilométrica
a quien ni siquiera se la pida.

..........................Ninguna academia es más hermosa
que una flor,
ni tiene más que decir
que un niño sordo mudo;
allí miden la vida en libros que a nadie le importan
y la literatura es una obligación
y el lenguaje una taxonomía para equivocar
cualquier sueño.

..........................No estoy a la cabeza de nada
ni a la altura de ningún órgano
todo lo hice con las manos limpias,
pero lavadas por mis propias lágrimas
y la mirada en alto
hacia donde sigan avanzando las estrellas
porque ellas huyen de la oscuridad y la farsa
que para mí significa el sol.

..........................Este libro significa para mí
lo que nunca quise escribir,
ver como los corazones de mis amigos
se fueron llenando de envidia y ambición,
ver como mi país ha hecho todo lo posible
por destruir todos los sueños
como el de una poética colectiva
que congregara y abriera espacios
y una esperanza también colectiva,
pero no entendieron nada
nadie quería a nadie de verdad
todos somos utilizados
por el oportunismo y la revancha;
mejor es irse lejos
donde mi libro me vea y diga:
es él.


Héctor Hernández Montecinos (Santiago, Chile, 1979)
Licenciado en Literatura (P. Universidad Católica de Chile). Doctor © en Filosofía mención Teoría del Arte (Universidad de Chile). Ha escrito en poesía No! (2001), Este libro se llama como el que yo una vez escribí (2002) y El barro lírico de los mundos interiores más oscuros que la luz (2003), los cuales aparecen reunidos en [guión] (Santiago: LOM, en prensa), que es el libro hermano de [coma] (Santiago: MANTRA editorial, 2006; 2º edición traducida al portugués, en prensa) que reúne su trabajo poético del 2004 a la fecha. Putamadre (2005) es el primer volumen de una trilogía recopilatoria preparada por la editorial peruana Zignos, Segunda mano (2007) es el tomo siguiente. Ha sido becario del Consejo Nacional del Libro y la Lectura como ensayista (2003) y como poeta (2006), del FONDART para realizar su doctorado (2004 y 2005), de la Fundación Pablo Neruda (2005) y de la Fundación Andes (2005). Textos suyos aparecen en diversas antologías y revistas en Latinoamérica, EEUU y España. Algunos han sido traducidos al alemán, inglés, francés, catalán y vasco. Ha sido invitado a festivales de poesía en Alemania, Argentina, Brasil, Chile, México y Perú. Escribe regularmente sobre literatura, subjetividad, cultura, arte y género en diversas publicaciones nacionales y páginas web, por los que ha participado en varios coloquios internacionales sobre dichos temas. Su trabajo poético se ha cruzado con música, fotografía, instalaciones y diversas realizaciones audiovisuales. Ha dirigido varios proyectos editoriales, hace performances y acciones de arte, collages en papel, ilustraciones, guiones y obras de teatro en pequeño formato. Es el director general de los encuentros de poetas latinoamericanos en Santiago de Chile “Poquita Fe” (2004 y 2006).
El poeta Raúl Zurita, Premio Nacional de Chile 2000 ha dicho del autor: “No existe en la literatura en castellano alguien que antes de los 30 años haya llegado tan lejos como él, y creo intuir que en el sólo hecho de esta declaración hay algo demasiado conmovedor que nadie puede tomarse a la ligera: el intento por abarcar la vida, por transformar la gestualidad en obra” (Extracto de la presentación del libro [coma]) http://letras.s5.com/hh181106.htm
Más información sobre el autor en:
(Foto: Héctor Hernández Montecinos)

11/20/2007

Poemas inéditos de Roger Santiváñez:

LABRANDA

1

Primer encuentro milagro devuelto
En tu boca despertada supo el sol
Ocultarse en la brisa blusa de uva

Talle de rosa firme en lo cenizo
De tu piel papel escrito & retocado
Reventazón de mástil bajo toalla

Así se alzó tu mano en el
Antiguo confite antes del baño
Espalda intacta destrenzada

La siesta suspendida por doquiera
Su chisguete se dispara curvilínea
Adormida la paloma más secreta

Conducta del cielo bajada en
El repliegue de torso & muslo
Acerca a Dios ceñida diosa

& en un canto de espumas
Mares blancos que se tejen al
Solaz de tu inocencia adivinada


2

Ganada la mañana no suave a tarde
Ser vacío de tu pensada piel a
Ceras santas escribanas fuimos

Enigma aliento ténue descubre
Blue-jean durante dulce dócil
Mente quitado holandas tersas

Ya no habrá la flama en fusión
Que vio la ave más rara del
Amor su corta nube misteriosa

Ni un mate de noche serenada
En la salva marina de tu concha
Ocaso casi al borde de mi tumba

Tus aureolas paradas que
Cantares advienen al poema
Luces férvida anudada in

Quieta parecían rosales firmes
Labranda sin prisa adorada
Cuota dada en sacra romería


3

Pelo negro sobre tus hombros blancos
Anochece sobre nosotros abrazados
Difumínase el día en la bóveda santa

Entreluces luces rosada rosa lozana
A la luz del crepúsculo crecen tus crespos
Ocultos en la seda angelical

Un silbo del aire se aproxima luna
Sobre el cielo de Lima brilla & rebrilla
Nimbo plateado bañando tu cabellera

En la quietud curvada ancestral
Retama viva & nocturnal surgiendo
En la penumbra recogida en tu regazo

Esplendor de tu espalda esbelta &
Recostada brote en la fuente verdi
Dorada adherida al bordado carmesí


4

Volvió su corazón al mío
Aire & respiro dióme su flor
Fragancia gozosa apasionada

Altura de ola sutra & rezo
Confiere la figura del alisio
Perdita nel oscuro & el dorado

Retornas sur los sures
Soñados leche azur zurita
Azul solita en tu blue-jean

Perdura deseosa fresca la
Matina alcanzada en su
Pantalla otra vez leída

Misiva alada in verso afán
Do huye la noche desolatrix
Serenado mar flotante renacido


5 (Ideología Marina)

Espuma en el cielo que miras
Tendida sobre la arena besada
Expropia la delectación de los astros

Artificio converso en la canción
Se ha perdido vidrio nocturno
O antifaz helado por la brisa

Trópico acaricia el sentimiento
Límite del aire sucumbe ante
El contorno delicado rubor

& ficción sumergida en el
Anillo interior que se hizo
Espejo sobre flama ardida

De su amor saliva constelada
Fulgor quebradizo que a la inversa
Aloja bengala de las olas resaqueadas


Roger Santiváñez: Piura-Perú (1956). En 2006 salió en Lima Dolores Morales de Santiváñez (1975-2005) volumen recopilatorio de su poesía. Hace poco se publicó en Santiago de Chile un nuevo libro suyo denominado Amastris. Desde 2001 vive en Estados Unidos, donde estudia y trabaja en Temple University (Filadelfia). Esta serie pertenece a un actual proyecto poético en elaboración.
(Foto: Roger Santiváñez)

Luis Hernández

EL EXILIO INFINITO*

Por JOSÉ GÜICH

Treinta años después de la desaparición de Luis Hernández (Lima, 1941-Buenos Aires, 1977), las poco claras circunstancias que rodearon su muerte aún constituyen señuelo para concitar la atención pública, más allá de los cenáculos y cofradías que podrían atribuirse o no la vigilancia sobre la obra de un poeta absoluto y entrañable. El trágico final de Hernández en Argentina, durante los días de la salvaje dictadura militar presidida por Videla, continúa inevitablemente asociado al misterio. Entre tantas historias, es factible que cayera víctima de la represión, acostumbrada a genocidas prácticas de “limpieza social” en las calles de Capital Federal y otros conglomerados urbanos del país. Encarpetado como suicidio, el caso aún aguarda una solución convincente.
Apartándonos de la crónica policial, surge en el escenario otra antología, de aspiraciones conmemorativas, esta vez diseñada por Edgar O´Hara, quien ya ha sido responsable de compilaciones y ediciones críticas a propósito del autor. Como atractivo adicional, el volumen incluye un dossier fotográfico, estructurado con imágenes del archivo de Herman Schwarz. La soñada coherencia se propone brindar una muestra de los registros intimistas de Hernández, quizá algo eclipsados por poemas más lúdicos y celebrados, o aquellos sostenidos por el diálogo con los referentes culturales (la música, la pintura, el cine) que moldearon un universo sin precedentes en la poesía peruana (exceptuando a Eguren). Para ello, O´Hara ha preferido trabajar su selección con el material de los cuadernos y manuscritos sueltos que el autor de Orilla, Charlie Melnik y Las constelaciones (los tres libros de LH publicados en vida) elaboró cuidadosamente, a lo largo de varios años, en su mayoría destinados a sus amigos próximos.
En esas caligrafías, aparecen los que sin duda son sus mejores versos de temática amorosa. Redescubrir esta zona de una escritura tan personal y sujeta a la mitificación -por razones evidentes-, solo confirma la calidad del poeta, siempre mayor que su leyenda. Hernández no envejeció: ha sobrevivido a la canonización y al fetichismo, cuando no a la morbosidad biográfica. Un breve texto, en particular, conmociona tanto por su belleza transparente y luminosa, como por el hecho de vincular al ser amado, a la donna angelicata, con una desgarradora condición de “exiliado interior”, de foráneo en un mundo hostil e insensible: “Extraña es tu alma, Amor/ Más extraño aún/ Quien te ama”.
En su tonalidad de viejo y sabio epigrama, el poema rubrica sin atenuantes que en un creador de tales contornos resulta inútil separar el lirismo y la sorpresa de metáforas inauditas, especialmente porque estas nacen de la sencillez y de las palabras cotidianas. Y porque los actos del poeta siguen siendo de los más solitarios sobre la Tierra, como LH, querido Gran Jefe Un Lado del Cielo, predicó hace ya tantas lunas, mientras contemplaba el océano, origen de los dioses.
Autor: Luis Hernández
Título: La soñada coherencia
Edición de Edgar O´Hara.
Editorial: Mesa Redonda (252p.)
(*Texto tomado de: http://carlosmsotomayor.blogspot.com. Foto: portada del libro)

11/14/2007

POESÍA EN EL YACANA
Jr. de la Unión 892 (segundo piso) Centro de Lima

viernes 16 de noviembre

7:3O pm
Patricia Colchado

8:OO pm
Presentación de la novela "LLORA CORAZÓN" del novelista chimbotano Fernando Cueto,
a cargo de Javier Garvich y Oswaldo Reynoso.

8:3O pm
Presentación de la revista cultural LOS ZORROS Nº 6,
a cargo de sus editores
Jaime Guzmán Aranda y Augusto Rubio Acosta.
Lectura de poesía.

ENTRADA LIBRE
(foto: Patricia Colchado)

11/12/2007

Sobre Onetti

Por: Juan Cruz*
La literatura del autor uruguayo remite cada vez más al sustantivo genio. Vargas Llosa escribe un libro sobre él y Círculo de Lectores y Punto de Lectura recuperan sus obras, mientras un grupo de escritores recuerda al creador de ese territorio llamado Santa María, donde se puede vivir feliz sin motivo.
"Esa cabeza de caballo triste", apoyada en la almohada de su cama, en la penumbra del cuarto que tenía en la casa donde vivió en el exilio de Madrid, albergaba "la mejor literatura de la segunda mitad del siglo XX". Era la cabeza del uruguayo Juan Carlos Onetti (1909-1994) y en ese primer puesto de la clasificación le coloca José Manuel Caballero Bonald. "Sabías que era un genio antes de leerlo: su aspecto, su huida violenta de la vida social".

Lo dicen muchos. Mario Vargas Llosa reclamó en 1967 (cuando recibió en Caracas el Rómulo Gallegos) que quien debería ser premiado en América Latina era "el gran Onetti". Juan José Millás: "Y nadie nos indujo a leerlo, se impuso su genio; mientras otros venían con brío él nos dio la lección de su sigilo". Antonio Muñoz Molina, a quien Onetti defendió -como a Julio Llamazares- de las dentelladas de Cela, cuando el elegido Nobel arremetió contra ellos, nos dijo cuando le preguntamos por el regreso de Onetti: "Nunca se fue; es un genio, está y estará siempre".

Están pensando en hacer una película a partir de Para esta noche; en Buenos Aires tienen en escena una obra teatral que parte de sus textos y del cuento Onetti a las seis, de una especialista en su obra, Liliana Díaz Mindurri. Muñoz Molina tiene notas para un libro sobre él. Y Vargas Llosa trabaja en una obra que tiene como protagonista a ese hombre que en La vida breve desgrana frases que parecen cristales de su figura: "Esa cabeza de caballo triste", "de ojos cansados, semidisueltos, salientes", incapaz de luchar "contra aquella tristeza repentinamente perfecta"...

No quería saber nada ni de su fama ni de la calle, y se pasó acostado una década, acaso por la nostalgia de la infancia. Escribió en un cuento sobre el padrinazgo de su ahijada, a quien llaman Biche, una frase que vale una autobiografía: "Ya en la calle vi empañarse mis lentes; estaba mezclando a la hija ausente con mi única ahijada. Y recordé que ambas iban a crecer y perder para siempre el paraíso de la infancia". 'La hija ausente', Isabel María recuerda con emoción esas líneas.

Él buscaba no perder el paraíso de la infancia; nos dijo un día que no se levantaba "para que Biche [así llamó a su perra] no me muerda las canillas", pero nos dijo también que seguía en la cama, porque así no perdía el contacto con la cuna que le albergó en ese paraíso irrecuperable.

¿Presencia? Ahora Punto de Lectura publica en bolsillo la mayoría de sus libros (comienza con El pozo, Tierra de nadie, La vida breve, Para esta noche, Los adioses) y Círculo de Lectores agrupa su obra completa, de la que ya han salido dos tomos; al frente de esta última aventura esta Hortensia Campanella, que siempre vio en Onetti "la conciencia de la muerte"; de eso trata su obra. Su compatriota la poeta y narradora Cristina Peri Rossi, que eligió el mismo camino del exilio en España, ve en Onetti "a uno de los pocos existencialistas en lengua castellana"; el existencialismo sartreano llegó a Uruguay por la influencia de tanto emigrado de la última guerra mundial, se impregnó en "el concepto trágico de la existencia de Onetti", consciente de que ya el nacer es el gran error, que se confunde con el error de la muerte... Para Caballero Bonald, ese universo "existencialista" que edifica Onetti "es un mundo tan fascinante, tan alejado de un realismo pueril; condensa la vida", y desemboca en la tristeza "del tango", como dice Peri Rossi. Lo dice su viuda, Dolly: "Uno de sus grandes tangos es Sus ojos se cerraron", un tango que se lee como si fuera una banda sonora onettiana.

Millás dice que la clave de la presencia de Onetti "es la capacidad de llegar a lo cotidiano por la puerta de atrás". Y eso se advierte en su sentido del humor, que domina como una carcajada sus artículos de prensa. "Era sarcasmo", dice Félix Grande. El poeta era director de Cuadernos Hispanoamericanos cuando Onetti fue encarcelado por la dictadura uruguaya en 1974, y fue él quien recogió firmas de escritores para presionar a los secuaces de Bordaberry, y Onetti vino a España, exiliado, en 1975, con su mujer, Dorotea Muhr, a quien todo el mundo llama Dolly; a Dolly le dedicó La cara de la desgracia con esta inscripción tan onettiana: "Para Dorotea Muhr, ignorado perro de la dicha".

A Félix Grande le avisó Rafael Conte del genio que se avecinaba en la literatura en español: "Si quieres conocer qué es el infierno lee La vida breve. Una obra maestra". Después vino el episodio militar que perturbó (aún más) el descreimiento vital de Onetti. En Madrid hizo de su casa un santuario de su peregrinaje, por la amistad y por las lecturas. Grande y su esposa, la también poeta Paca Aguirre, fueron habituales, como lo fue su paisano Mario Benedetti... Su hijo Jorge, escritor como él, fallecido en 1998, a los 66 años, prologó una colección de sus artículos y en ese texto dejó una descripción que ya podría inscribirse como el retrato que su padre quiso dejar de sí: "Puedo volver a verlo. El torso desnudo en aquel pegajoso domingo de verano, apresado en su departamento del barrio Sur de Buenos Aires tan mezquino de espacio que le apretaba en las sisas y la entrepierna. Un habitáculo, no mayor que el pozo de Eladio Linacero, donde Jota Carlos Onetti -así prefería el sonido de su nombre-, yacente y silente, era sólo un hombre solitario amputado de paisajes que leía y fumaba indiferente a ese lugar de la ciudad como a cualquier otro del mundo o del universo".

Ahí Onetti se revolvía entre lo que su hijo llamaba ataques. "... Se levanta súbito, abalanzándose sobre el escritorio de colegial al que se sienta. El lomo curvado como el de un oso sobre su presa: un cuaderno o unos cuantos folios en blanco y un manojo de lápices con puntas quirúrgicas. El cigarrillo humea olvidado. Me atrapa la certeza de que, si es perturbado, dará dentellada por respuesta. Se había convertido en un zombi total porque, cuando escribía para él, no existía nadie: ni el lector ni el crítico de la familia".

Él era un lector. En ese libro de artículos aparecen algunos de sus monstruos sagrados, y aquellos que se le iban evaporando, como Hemingway. William (Bill) Faulkner siempre estuvo en primer plano; puso su foto en todas sus casas (tenía muchas fotos, que iban turnando, desde Raymond Chandler a Humphrey Bogart, pasando por la Reina Sofía); "también él [Faulkner] supo mucho de ironía y de piedad". Borges le parecía una palabra mayor. Y en su diccionario estaban en primer término Balzac, Cervantes, Shakespeare, Dostoievski. No vivía para escribir, escribir le sobrevenía; pero había aprendido de don Pío Baroja que "con sangre no se hacen novelas, sólo morcillas". Era desdeñoso con los monigotes hinchados por la vanidad y le hubiera gustado, seguro, que le pasara lo que pedía Bill Faulkner: "Espero ser el único individuo del mundo que no haya dejado huellas de su paso". Le regocijaba recordar lo que de veras sucedió cuando murió su maestro: los escaparates de los negocios de su pueblo, Oxford, en el profundo sur americano, pusieron este cartel: "En memoria de William Faulkner este negocio permanecerá cerrado desde las 2.00 hasta las 2.15 p.m. Julio de 1962". "Es decir, ¡quince minutos sin ganar un mísero cent!", escribió Onetti, para añadir: "El muerto no podría imaginar un homenaje mayor y más sacrificado que éste de los pequeños gold diggers de su país".

Era un bromista; con la cara de Buster Keaton ("esa cabeza de caballo triste") gastaba bromas sin cesar. A Ramón Chao (que escribió un libro sobre él, Un posible Onetti, y que le hizo un documental importante para la televisión francesa), le recibió de uñas porque llegó tarde con su equipo. "Perdón, perdón, perdón", le decía el periodista gallego, implorante. "¿Me lo pides humildemente?" "Sí". "Si es humildemente, que pase tu equipo". A una ayudante de Chao le dijo: "¿Te fijás que tengo un solo diente? Pues te advierto que tengo una dentadura perfecta, pero se la he regalado a Mario Vargas Llosa". Félix Grande le discutió la primacía tanguera de Carlos Gardel; él se levantó de la cama, acudió al pasillo, seguido por el poeta, a quien le mostró la salida: "Si usted ningunea a Gardel, hágame el favor de salir de inmediato de aquí". Y luego lanzaba una carcajada que era también el último estertor de una sonrisa.

Una vez, ya cerca de su muerte (que fue en mayo de 1994, a los 84 años) este montevideano que desde el exilio tuvo dificultad para escribir la palabra Uruguay, llamó por teléfono a la escritora argentina Liliana Mindurri. Ésta había ganado el Premio Rulfo de cuentos creado por Chao en París, con un relato titulado Onetti a las seis. "¿Qué hora es en Buenos Aires?". Liliana creyó que era un bromista, y a pesar de la insistencia divertida de su ídolo colgó el teléfono sin creerse que era Onetti quien le estaba llamando. Dolly le comentó meses después del fallecimiento del escritor quién había sido el insistente bromista.

Dolly lo cree: su marido era un humorista; su sarcasmo partía de sí mismo, y se proyectaba en los demás, y en sus libros, pero sobre todo en sus artículos. Perseguía "aquella tristeza repentinamente perfecta", pero se reservaba el humor para los suyos. Su hija Isabel María, hija de la holandesa Isabel, de la que Onetti se separó en 1952, hablaba inglés desde la infancia, y fue profesora de su padre. "Me engañaba, hacía como que todo lo entendía al revés. Y yo me decía: ¿puede haber un hombre tan bruto como éste?". Litti (a quien Onetti dedicó Una tumba sin nombre) estuvo años "ignorando ser su hija"; pero hace cuatro años le pidieron en Colonia que interviniera en un homenaje, "y a partir de entonces lo he ido reconstruyendo dentro de mí, desde mi propia madurez". Ahora recuerda que la relación en la niñez "era cariñosa, distante, irónica. Pero luego nos escribimos, y ahora veo que nos hemos escrito mucho. Yo le decía que tenía dentro de mí muchas máscaras, y él me pedía que me las quitara. Lo que he sabido luego, ahora mismo, es que tengo muchas de las cosas que significan su actitud ante la vida. ¿Leíste El pozo? Pues yo también soy ese personaje al que le resulta difícil encontrar un alma ante la que desnudarse. El otro día mi hija de 22 años me preguntó por él, y qué debía leer suyo. Le leí entero El pozo, de un tirón, y luego me pregunté cómo será la vida a los 22 años después de leer El pozo. ¿Tú crees que hice bien?".

Isabel María tiene ahora 57 años, representa en Buenos Aires a la Universidad de Cambridge. Y Liliana, casi su contemporánea, a los 54 años, que nunca conoció a Onetti, a veces juega con ella a ser la otra hija de Onetti. Como a Muñoz Molina, como a Vargas Llosa, como a muchos de los que consultamos para este escrito sobre el solitario de la Avenida de América, a Liliana le parece que "Onetti es un resplandor; habla sobre montículos de basura, pero de ese montículo sobresale siempre la belleza". No, qué va, no era un hombre triste, dice Dolly. "Si vieras las cosas que me decía cuando me escuchaba ensayar con el violín; a veces salía del cuarto, enseñándome sus garras, simulando que era un ratón que me iba a devorar por hacer ruido a cualquier hora. '¿Por qué estudiás tanto?', me decía. 'Yo te compro un disco con aplausos, vos tocás y te pongo los aplausos, y así te quedás feliz'. Cuando se puso tan enfermo, lo metimos al hospital, y cuando mejoró el médico le fue a dar el alta; él lo atajó: 'No me quiero ir hasta que no termine de leer esta novela".

Mario Vargas Llosa, que ahora escribe un libro sobre él, lo vio, en Uruguay, como un hombre huraño, "sumido en una especie de meditación"; y luego esa relación fue creciendo, hasta que en otro encuentro le dijo el uruguayo al peruano: "Mirá vos, Mario, vos tenés una relación conyugal con la literatura. Yo tengo la relación de un amante". Vargas Llosa lo ha redescubierto; "es un escritor enormemente original, coherente; su mundo es un universo de un pesimismo que supera gracias a la literatura. Los que no le lean se pierden la modernidad que él inauguró en un territorio donde, con la excepción de Borges, dominaba el costumbrismo".

Onetti, dice Vargas Llosa, como dice Carmen Balcells, su agente, a la que dedicó su última novela, Cuando ya no importe, ha superado la prueba del tiempo. Balcells: "Muchos están destinados a desaparecer. Él va a quedar intacto la vida entera". Muñoz Molina cree lo mismo. "Onetti es una epifanía, la celebración de la belleza, la emoción y la ternura. ¿Que vuelve? Si no ha dejado de estar".

Ahora, dice Antonio Muñoz Molina, se lee su obra como el resultado de un proyecto, "como si lo tuviera todo en la cabeza; no pretendió ser monumental, ni grandilocuente, pero alcanzó una obra insuperable".
(*Tomado de: http://www.elpais.com/. Foto: Juan Carlos Onetti)

11/08/2007

Jonathan Guillén

Los ladridos del callejón

Nunca imaginó todas las callejuelas infectadas
Ni cada paso ni cada acierto ni cada centímetro
Ni cuando tenía madre había escuchado las palabras más duras
Ni colgando boca arriba con la boquita cerrada
Para no despertar los malos recuerdos
Le hicieran lo que le estuvieran haciendo sobre la noche de ojos abiertos.
Siempre fue niño y niño se fue haciendo lluvia sobre el cemento
Abrigo de cartón y perros
Alimento de las bestias corroído el ángel de pantalones rotos
Se fue conformando el rostro y las cicatrices
De cuando en vez la cabecita asomaba para ser visto desde lejos
Para no representar el olvido ni la angustia
Ni cuando se fue naufragando entre sus propias manitos
Ni cuando le rompieron el hocico por no bajar la bragueta
Ni cuando quizo enrrollarse tantas veces hasta hacerse mínimo.
Siempre fue niño y niño se fue derramando como tiniebla
Y su olor pestilente alcanzó hasta las nubes
Y sus dientes amarillos brillaron pareciendo monedas
Que corren de mano en mano como sus genitales
Porque no tuvo tiempo de sonreír ni de mirarse en un espejo
Y aún cree que es humano y sincero y hermoso.
Siempre fue niño y niño se fue inundando sobre los techos
Los techos y las calles y los cementerios
Pájaro nocturno de aleteo semidesnudo
Ni cuando se descontinuó en el griterío de los amaneceres
Ni cuando el tolueno le mordió los intestinos
Ni cuando el cartón pasó a ser toda su enseñanza
Ni cuando se durmió pensando en que mañana
Se despertaría en medio de una familia tejida para sus párpados.

**********

Pregúntales a los niños de aquella plaza nocturna
dónde olvidaron los juegos
dónde ocultaron las lágrimas negras de población
que rodaban por sus mejillas
que mojaban sus manitos de barro
que ponían las rodillas oscuras
que tiraban peñascazos a la mamadera
pateaban al perro y gritaban en medio del sol.
Pregúntales para que te contesten con su voz
grave/ herida de cigarro y semen/
de cigarro y semen/ de cigarro y semen/
de tiniebla
de frío
de violencia
de miedo
de coñac Gaitero de $500
de auto de turno
de cliente habitual
de la blanca y tierna disciplina
de sus dientes infantiles inundada por todas las leches.
Pregúntales… yo les pregunté
y guardé sus corazoncitos en todos mis bolsillos.

**********


Tengo un perro gimiendo en mi cabeza. Se rasca el espinazo y me pone al tanto de su cruel pobreza al dormir entre la noche y su búsqueda de dios en la basura de los feriantes. La calle se derrama en nocturna leche y transcurren entre sus garras los innombrables pastores de la carne y los antenazos. Un luminoso letrero se refleja en sus colmillos mientras una mujer le sobajea el vientre y le susurra que conoce un motel barato en las afueras de la ciudad.



Biografía

Jonathan Guillén Cofré. Iquique, Chile 1980. Luego de participar en varios talleres literarios de su ciudad y en una que otra mala antología, creyó que podía hacerse rico con la poesía. Hoy, felizmente, producto de las drogas y el alcohol se ha ido alejando de su familia que ya lo tenía hasta los huevos. Y la poesía sigue igual, no le da ni para los vicios.
(foto: Jonathan Guillén)

11/07/2007

Dos poemas de Marcelo Mucca


Raíz

Con la raíz de un continente antiguo y un lecho húmedo,
En ocasiones nuestros peces sueñan sirenas verdes.
y en la calma infinita de sus reflexiones un triste sujeto los mira;
Apenado, triste.
Con un silencio antiquísimo e indiferente señala una tumba vacía,
homónima, inefable.

Con la imprudencia de las casualidades y con un frió septentrional en las arterias,
su carne y su fragancia se fue olvidando con un rigor bufo y culposo.

Ya quisieran esos muertos, nuestros muertos,
volver a sus jaulas y señalarnos con el índice quebrado el camino de regreso a nuestra infancia, donde las metralletas eran de agua y los subversivos les chupaban las tetas a las dulces rameras que recién paridas compartían la terrible leche por los campos olvidados de esta tierra no prometida, ganada a codo contra los buitres y los lagartos.

Y es que los héroes niños de esta patria fraticida
No existen en los libritos de historia; ni en los cementerios
solo existen en la memoria de sus madres y sus hermanos,
Callados hasta el cansancio.
Como quien calla a palos a un perro,
Como quien entiende por cariño una bofetada y regresa a casa con las manos manchadas de sangre pidiendo perdón a dios aceleradamente.

Pero ya levantarán las madres sus brazos deicidas al cielo y regresarán con un pedazo de carne entre sus manos.


-Dos cadáveres ((muertos)) -

Y el aire va soplando en la visera desplumada de un adolescente abatido por una bala ansiosa,
Llena de carne, de molares, de gusanos, su masa se retuerce entre la angustia de su novia y Las llamadas telefónicas que percuten en el aire como en un cuento chino.
Pensó la madre, refunfuño el padre, se excitó la hermana y todos salieron de paseo a comerse un pollo cantones.
Pero el hijo no estaba y las sirenas sonaban, mientras el borboteo infinitamente amplificado de un arma que se hunde en una charca de lágrimas despierta a una vecina que reclama por la ventana,
Levanta la mano en señal de ofensa un automovilista enfadado con la policía que ralentiza el transito
y en un motel cercano; crujen los catres, cruje la hermana del occiso, cruje la puerta de casa con un policía de frente a ella y cruje el cerebro de la madre y hay gritos, saltos, convulsiones, conversaciones a media voz, llamadas telefónicas.
Pero su hermana era hermosa bajando las escaleras, moviéndose de un lado a otro de la cama, intranquila, poniéndome sus glúteos en la cara; suenan sus quejidos, suena su celular, suena la brisa, suenan sus lágrimas y el sonido de su cremallera alienta a un grillo para que también se descargue en esta noche fría.

Hay un pequeño silencio.
Pero un rumor entre las multitudes que disputan un huequito en la escena del crimen, rompe aquel perturbador silencio.

– Son dos los cadáveres muertos –

y un rumor obediente disipa la tensión hacia el fondo,
Otra vez un policía, una puerta, una madre, las llamadas telefónicas, la vecina y el automovilista que reclama obscenamente.

Pero Luis no está,
Pedro no ha vuelto,
Juan no encuentra un taxi para volver a casa
Y las Marías gritan de pasión en pequeños cuartos
A Mauricio no le gustan los coños y se besa con su compañero de curso,
Que fue violado a los quince años,
Que odia a los gays,
Que odia a su padre
Y que empuña con una valentía notable su cuchillo,
Pero no se atreve
Piensa en ella bajando la escalera
Piensa en sepia y ella tiene un peinado antiguo.
Y un olor a primavera guardado entre los senos.



Marcelo Mucca. Iquique – chile. 1981.
Hijo de padres suicidas que aun no recuerdan el día de su muerte.
Hermano y padre.
Ha participado en encuentros literarios varios, en alguno de ellos perdió hasta los calzoncillos en un juego de naipes.
Recientemente nombrado huésped ilustre de la ciudad de Lampa bajo la resolución de alcaldía número 255-2007-mpl ––regístrese, comuníquese, archívese––
Guión y dirección del montaje “El boliche”. Iquique 2004
Guión para el montaje “sombra, el niño”. Iquique 2005
Publicación digital en portal de literatura chilena: letras.s5. 2006
Archivos de Autor: http://www.letras.s5.com/archivomucca.htm
Una vez bailó en una despedida de solteras solo con una cinta en el trasero.
(Foto, Marcelo mucca)

11/05/2007

Habladurías de la doña degüello
(fragmento)
Piensa que la imposibilidad es la madre del cordero y
piensa en un cordero
colgando
con las patas abiertas en V

Piensa, también, en un lavatorio
y en la espesura de tu propia sangre
Soy la madre de dios La cordera engreída que en cuclillas mamó de la leche amarga de los perros de Elea Soy el padre de dios La sor teresa de las marañas y Soy la abuela más cabrona de la trece de junio y A veces sueño que despierto con las piernas amputadas Soy el colgajo de dios El vientre estéril de su anaconda y La mandíbula que se dilata Mientras devoro uno a uno a todos mis hijos Soy el padre de dios y La cordera engreída que desterraron a los confines más infames de la historia.
a).- Pero en el fondo
seré siempre una isla
Una patria que es una charca
con sus peces muertos en las orillas y
con sus pájaras desplumadas
cacareando
al sonsonete de los cañones
Al sucurullo
de las petardas
Al a la carga de las jinetas
((como globos
los corazones
en tricolor algarabía))
b).- Una barca
que naufraga
Un recluta
que babea
Y una marejada de calaveras
tan espesa
como lluvia de legaña
c).- Soy una fosa submarina y
una ardiente barricada
d).- Era simple por entonces, todavía no era tarde, como ahora y era joven, buenamoza, tenía un aspecto de maravilla y sabía decir cosas que nos alegraban. Sin embargo, también era triste, cuando las historias sobre puertos y saqueos y familias enteras inflamadas, ardiendo en la llama de la cordera, me traían al recuerdo la mordaza y a mi hermana de rodillas en la proa.
e).- Fui una fuga
Un destino de estratega
Perdida para siempre en los camarotes
De una isla
De una patria
De una charca
De una barcaza tricolora

f).- Cuando niña
Era el cielo mi única bandera y
Una estrella desleída
Que goteaba leche amarga
Que bebía atragantada
Cada noche
En las furiosas mareas de mi cama

g).- Soy la insignia:
Una ola en retroceso

h).- Las pájaras flotaban
A merced
De las aguas negras que por entonces
Arrastraban a raudales
Nuestros ríos
Las arengas de mi madre y de tu madre
Desplumadas
Cacareando
Con las manos manchadas con sus nombres

i).- Soy un nicho bajo el agua
Una tumba en el pacifico y
Es mi padre un nudo sordo y era un ciego, también mi padre y
mis hermanos una tropa de mandriles.
j).- pero en el fondo
Seré siempre una sombra
una sigla centelleando en los confines de la historia a cenizas reducida como el polvo de los huesos desde el aire.
Juan Malebrán (Chile,1979)
Ha participado en encuentros de carácter nacional como latinoamericano y su obra se encuentra antologada en "Poesía Joven" Ediciones Campus, Iquique, " Poetas del Desierto " Ediciones La Cáfila, Valparaiso. "Antología de la poesía joven del norte" Antofagasta 2005.
Durante el año 2005 obtiene la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, por el poemario "Reproducción en Curso".
(Foto: Juan Malebrán captado por Milena)