Con ritmos plurales y resonancias que nos remiten tanto a la cadencia de la tradición como a la de esos bordes que algunos llaman ruptura, el poeta nos propone mirar en lo más profundo de nuestro cuerpo para aprender de su ritmo primordial.
Si se ha dicho que los poetas de las nuevas generaciones se caracterizan por tener búsquedas plurales e, incluso, disímiles entre sí –y por ello mismo se resisten a una clasificación unívoca– la poesía de Wilver Moreno Tineo nos sorprende por el dominio de multiplicidad de registros que, no obstante, forman parte de un mismo tejido que despliega su flama entre los resquicios de lo erótico y lo tanático, esa única bestia bicéfala que es, al fin y al cabo, la poesía misma.
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