Edipo en Yala
Desde el amanecer garrapateo notas en este cuaderno. Cuando el sol remonta y he terminado mi trabajo para jugar un rato con el perro sobre el césped de los fondos, el viejo húngaro que vive en Yala desde el 32 o 33, me llama a gritos y asoma su cara colorada sobre la pirca y con el aliento aromado por el anís turco, dice:
- Ah, me había olvidado ayer: esa mujer, ¿Recuerda?, de quién estaba contándole, la de Ocloyas, que se hace concubina del tipo que vuelve después de veinte años, era en realidad la madre. Me faltó decirle eso. ¿Por qué no escribe esa historia?
- ¿Y que pasó después? ¿Él se arrancó los ojos?
-Nada, hombre, nada. Tuvieron once hijos.
(Héctor Tizón aclarando o declarando su condición de cuentista a la Revista Crisis, Enero de 1975.)
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