11/08/2007

Jonathan Guillén

Los ladridos del callejón

Nunca imaginó todas las callejuelas infectadas
Ni cada paso ni cada acierto ni cada centímetro
Ni cuando tenía madre había escuchado las palabras más duras
Ni colgando boca arriba con la boquita cerrada
Para no despertar los malos recuerdos
Le hicieran lo que le estuvieran haciendo sobre la noche de ojos abiertos.
Siempre fue niño y niño se fue haciendo lluvia sobre el cemento
Abrigo de cartón y perros
Alimento de las bestias corroído el ángel de pantalones rotos
Se fue conformando el rostro y las cicatrices
De cuando en vez la cabecita asomaba para ser visto desde lejos
Para no representar el olvido ni la angustia
Ni cuando se fue naufragando entre sus propias manitos
Ni cuando le rompieron el hocico por no bajar la bragueta
Ni cuando quizo enrrollarse tantas veces hasta hacerse mínimo.
Siempre fue niño y niño se fue derramando como tiniebla
Y su olor pestilente alcanzó hasta las nubes
Y sus dientes amarillos brillaron pareciendo monedas
Que corren de mano en mano como sus genitales
Porque no tuvo tiempo de sonreír ni de mirarse en un espejo
Y aún cree que es humano y sincero y hermoso.
Siempre fue niño y niño se fue inundando sobre los techos
Los techos y las calles y los cementerios
Pájaro nocturno de aleteo semidesnudo
Ni cuando se descontinuó en el griterío de los amaneceres
Ni cuando el tolueno le mordió los intestinos
Ni cuando el cartón pasó a ser toda su enseñanza
Ni cuando se durmió pensando en que mañana
Se despertaría en medio de una familia tejida para sus párpados.

**********

Pregúntales a los niños de aquella plaza nocturna
dónde olvidaron los juegos
dónde ocultaron las lágrimas negras de población
que rodaban por sus mejillas
que mojaban sus manitos de barro
que ponían las rodillas oscuras
que tiraban peñascazos a la mamadera
pateaban al perro y gritaban en medio del sol.
Pregúntales para que te contesten con su voz
grave/ herida de cigarro y semen/
de cigarro y semen/ de cigarro y semen/
de tiniebla
de frío
de violencia
de miedo
de coñac Gaitero de $500
de auto de turno
de cliente habitual
de la blanca y tierna disciplina
de sus dientes infantiles inundada por todas las leches.
Pregúntales… yo les pregunté
y guardé sus corazoncitos en todos mis bolsillos.

**********


Tengo un perro gimiendo en mi cabeza. Se rasca el espinazo y me pone al tanto de su cruel pobreza al dormir entre la noche y su búsqueda de dios en la basura de los feriantes. La calle se derrama en nocturna leche y transcurren entre sus garras los innombrables pastores de la carne y los antenazos. Un luminoso letrero se refleja en sus colmillos mientras una mujer le sobajea el vientre y le susurra que conoce un motel barato en las afueras de la ciudad.



Biografía

Jonathan Guillén Cofré. Iquique, Chile 1980. Luego de participar en varios talleres literarios de su ciudad y en una que otra mala antología, creyó que podía hacerse rico con la poesía. Hoy, felizmente, producto de las drogas y el alcohol se ha ido alejando de su familia que ya lo tenía hasta los huevos. Y la poesía sigue igual, no le da ni para los vicios.
(foto: Jonathan Guillén)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Guillén...
Shusha, qué más decir...deberías quedarte por allá
jajajajaja

ya te lo dije: me gustan más que las otras

Anónimo dijo...

Yo siempre te leo